
El Tesoro de Estados Unidos confirmó este miércoles, que está en avanzadas negociaciones con el gobierno argentino para establecer una línea de swap por US$20.000 millones, una herramienta financiera que permitiría al Banco Central de la República Argentina (BCRA) acceder a dólares para estabilizar el mercado cambiario y fortalecer las reservas internacionales.
El anuncio, realizado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, durante una rueda de prensa en Nueva York, representa un respaldo significativo al presidente Javier Milei, en un momento de volatilidad económica marcada por la caída del peso y presiones inflacionarias. La línea de swap, que se discute en el marco de una reunión entre Bessent, Milei y el presidente Donald Trump en la Asamblea General de la ONU, se suma a otras medidas de apoyo, como la disposición del Tesoro para comprar bonos argentinos en dólares. Bessent destacó que “todas las opciones están sobre la mesa, incluyendo swaps, compras directas de moneda y deuda en dólares del Fondo de Estabilización de Cambios”, y enfatizó la confianza de Washington en las reformas económicas de Milei. Esta iniciativa podría ser “grande y contundente”, según el funcionario, y ayudaría a Argentina a enfrentar vencimientos de deuda por US$8.500 millones en 2026.El anuncio llega en un contexto de tensiones financieras: el Banco Central vendió más de US$1.100 millones en reservas la semana pasada para sostener el peso, que cayó un 14% en julio, y el riesgo país alcanzó 1.408 puntos, el más alto en un año. El acuerdo se complementa con el programa del FMI por US$20.000 millones, renovado en abril, y busca evitar una crisis cambiaria ante las elecciones legislativas de octubre. Bessent elogió las políticas de Milei como un “modelo para América Latina”, señalando que Argentina es un “aliado sistémicamente importante” para EE.UU.
El impacto en los mercados fue inmediato: los bonos argentinos subieron hasta un 8% y el peso se fortaleció en el oficial, aunque el blue se mantiene volátil por encima de los $1.500. Analistas ven en esta negociación un puente para atraer inversiones privadas, con un retorno estimado en 7 años para proyectos renovables. La sociedad argentina, que enfrenta una inflación acumulada del 17,3% en los primeros siete meses, espera que esta inyección de confianza impulse la estabilidad y el crecimiento.