Boca campeón: a falta de goles de los volantes, los que festejaron fueron los defensores
Los aportes de Rojo, Fabra, Advíncula e Izquierdoz en la consagración del equipo de Sebastián Battaglia
Y,finalmente, Boca es el campeón de la Copa de la Liga Profesional. Quizás tenga un tono contradictorio: muy superior a Tigre en la final disputada en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, en donde sufrió bastante durante los primeros 20 minutos del segundo tiempo, no es casualidad que haya necesitado el aporte de los defensores para el merecido 3-0. Y no esencialmente por mantener el arco en cero una vez más, como en seis de los últimos siete encuentros, sino porque el de Sebastián Battaglia fue un equipo que contó con más goles desde la zona de abajo que de los volantes.
Ahí, por ejemplo, se evidencia ese rendimiento colectivo que fue de menor a mayor. El elenco azul y oro se despertó a tiempo, sobre el final del campeonato, tanto en los resultados como en el juego. No obstante, la sintonía se mantuvo mismo hasta la tarde cordobesa de este domingo: a falta de los goles de los volantes, siendo Juan Ramírez el único medio campista que convirtió durante este semestre doméstico (con el que sentenció el 2-0 a Defensa y Justicia, en uno de los cuartos de final), aparecieron Marcos Rojo y Frank Fabra para abrir e ir cerrando, respectivamente, el resultado que decretó el nuevo título.
Porque los números del campeón establecen que los cuatro integrantes titulares de la línea de fondo dejaron su marca -trascendental- para que el Xeneize alce el trofeo.
Gracias a los de la final, terminaron siendo seis los tantos firmados por defensores. El ex zaguero del seleccionado nacional apareció en la última jugada del primer tiempo, conectando el tiro de esquina de Sebastián Villa (otro de los fuertes, siendo el mayor asistidor del equipo con ocho) con un cabezazo centrado que Gonzalo Marinelli no pudo contener y terminó ayudando para el primer gol de Boca. El zurdo gritó su segundo gol, luego de que ante Arsenal, en el empate 2-2 de la jornada Nº8, convirtiera un penal.
A su vez, cuando transcurrían 22 minutos del complemento y los de Battaglia no la pasaban bien, el colombiano cruzó mitad del campo, avanzó con la pelota y sacó un remate fortísimo desde media distancia que pegó en el palo derecho del arquero de Tigre e infló la red. Golazo. Su caso es diferente: no se encargó de hacer goles, consiguió hacer golazos. Porque el que selló en la tercera fecha, para ganarle 2-1 a Rosario Central utilizando el estadio de Vélez como localía, también tuvo esa característica: armó una pared con Aaron Molinas, una vez metido en el área realizó un pie a pie para gambetear y definió con tres dedos al segundo palo, generando inmediatamente los aplausos bien arriba y el grito de Juan Román Riquelme, vicepresidente y cabeza del Consejo de Fútbol.
El gol de Rojo ante Tigre
No es una forma común para mostrarse del ex enganche, pero él mismo expone que es un fiel fanático del lateral izquierdo: “Fabra va a quedar en la historia de nuestro club, por más que por momentos digamos que es un crack por el golazo que le hace a Rosario Central y al otro día está mirando a la tribuna y ve cómo el ‘7′ le hace el gol. Ahí vos decís: ‘¿Qué estaba haciendo?’. Cuando está atento, es el mejor del país”, lo elogió el pasado lunes.
Y Riquelme lo terminó poniendo muy en alto: “Es increíblemente bueno. Va a quedar como uno de los mejores laterales de la historia de nuestro club”. Evidentemente, Fabra se motivó y este domingo no pudo ser mejor para él. De hecho, para darle más potencia a los dichos del hoy directivo, con esos dos goles mencionados alcanzó las 13 conquistas personales (en 160 encuentros oficiales en Boca) y se convirtió en el Nº3 con mayor cantidad de tantos en la historia de la institución.
También desde el lado derecho han sido importantes. Porque Carlos Izquierdoz, primer central, también había anotado en aquella jornada en Liniers para abrir el marcador: con la misma fórmula exitosa que frente al Matador, Villa lanzó el córner y el capitán metió el frentazo. Mientras que Luis Advíncula, de gran rendimiento en Córdoba, fue el responsable principal para que su equipo se llevara los tres puntos en el duelo ante Estudiantes, por entonces (sexta jornada) invicto, en La Plata: apareció en el segundo poste para cabecear a contrapierna de Mariano Andújar el centro de -otra vez- Villa.
Es extraño creer que Boca sólo consiguió un gol proveniente de volantes en los 23 encuentros disputados durante el semestre (sumando el de la Copa Argentina y los cinco hasta acá jugados por la zona de grupos de la Copa Libertadores), pero ahí estuvieron los defensores -titulares- para disimular esa falencia y ser importantes, incluso, en la tarde de una consagración.