El dato surge del último informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal. El Gobierno aplicó el recorte más fuerte de los últimos 31 años. Después de los jubilados, hubo una fuerte caída en inversión y programas sociales
El gobierno de Javier Milei ejecutó en 2024, su primer año completo de gestión, el mayor ajuste fiscal de los últimos 31 años. El dato surge del último informe que dio a conocer el Instituto Argentino de Análisis Fiscal.
Pero, más allá de la magnitud del ajuste, que hizo que el país pasara de un déficit profundo al superávit en sólo un año, el informe también señala cuáles fueron los sectores que soportaron la principal carga del recorte de gastos. El grupo más castigado fueron los jubilados y pensionados, que aportaron el 19% del ajuste. Es decir, de cada 100 pesos que el gobierno libertario recortó, 19 salieron de las jubilaciones y pensiones.
En segundo lugar, el 15 por ciento del ajuste correspondió a la inversión real directa:allí están incluidas las obras públicas que el presidente Javier Milei decidió paralizar ni bien llegó a la Casa Rosada.
En tercer lugar en el ranking del ajuste quedaron los programas sociales, que soportaron el 12 por ciento del recorte de gastos.
Otro 10 por ciento salió de los recortes que sufrieron los subsidios a la energía.
“La reducción interanual del gasto público primario nacional fue de 39,8 billones en pesos constantes desde diciembre (27,5 por ciento). Resulta importante analizar la distribución del recorte del gasto. Quince de los 16 tipos de gastos tuvieron recortes por 40,9 millones de pesos y 1 tuvo un incremento por 1,1 billones”, se lee en el informe del Iaraf.
La única partida que tuvo un incremento real durante el año pasado fue la Asignación Universal por Hijo, que el gobierno incrementó fuerte para contener el aumento de la pobreza. Así, ese ítem subió el 39 por ciento en términos reales, es decir, por encima de la inflación.
Ese gasto social en particular aumentó, pero todos los gastos sociales considerados en su conjunto sufrieron un retroceso.
Las transferencias a las provincias cayeron el 96 por ciento en términos reales, la inversión real directa retrocedió el 70,1 por ciento, las transferencias corrientes a provincias cayeron el 67,8 por ciento, los subsidios bajaron el 56,2 por ciento en términos reales, mientras que los programas sociales cayeron un 32,5 por ciento.
Las jubilaciones, que aportaron el 19 por ciento del ajuste por el peso que tienen en la estructura de gastos del Estado, registraron un retroceso en términos reales del 16,4 por ciento. Ese es el poder de compra que perdieron jubilados y pensionados contra la inflación.
Las transferencias a las universidades mostraron una caída real del 25,5 por ciento. Ese número explica la crisis de financiamiento que tuvo el sistema de educación superior y las protestas y movilizaciones que se produjeron durante el año pasado.
Otro recorte muy publicitado por el Gobierno lo sufrieron los sueldos de la administración pública, que cayeron el 20,3 por ciento en términos reales.
Según señala el informe del Iaraf, el ajuste fiscal del 2024 fue equivalente a 4,7 puntos porcentuales del PBI; por eso se eliminó el déficit fiscal, que había alcanzado 4,4 puntos del Producto Bruto, y se registró un superávit fiscal del 0,3 por ciento del PBI.
En las últimas tres décadas, sólo en el 2002 hubo un fuerte ajuste del gasto fiscal. Después de que el sistema de convertibilidad colapsara, la reducción del gasto público tuvo un descenso del 17 por ciento en términos reales.
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