China inaugura un megapuerto en Perú y afirma su presencia en América Latina
Este jueves, un nuevo puerto en Perú será inaugurado por el presidente de China, Xi Jinping, en las aguas profundas de Chancay, a 80 kilómetros de Lima.
Sin dudas, el objetivo del gigante asiático es claro: mostrar al mundo cómo la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China se expande día a día, pisando fuerte en América Latina.
La inauguración del puerto se produce antes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y de la última reunión de Xi con el presidente Joe Biden. Además, remarca la estrategia central de China en un contexto latinoamericano ajetreado; básicamente, crear una ruta directa entre ambos continentes a través del Pacífico.
Sobre el puerto en sí
Posiblemente la primera fase acogerá buques más pequeños, y puede comenzar a funcionar este mes. A grandes rasgos, el centro logístico de alta tecnología será operado exclusivamente por el gigante naviero chino Cosco, que invirtió 1.300 millones de dólares en 2019 para tomar una participación del 60 por ciento en el proyecto.
Los medios estatales chinos han estimado que los costes totales del proyecto terminado superan los 3.000 millones de dólares, pero se espera que atraiga muchos millones más en materia de inversiones. Además, se prevé que el puerto se convierta en una conexión clave entre América Latina y Asia, reduciendo el tiempo de transporte marítimo entre Perú y China en unos 10 días.
Por el puerto pasarán hasta un millón de contenedores y 160.000 vehículos al año, siendo parte de una red mundial de 18 puertos en los que China cuenta con participación mayoritaria. Las empresas estatales chinas, como Cosco, lideran las inversiones de este tipo de proyectos. Otro ejemplo son las grúas de carga automatizadas, que son suministradas por Shanghai Zhenhua Heavy Industries, y se utilizarán camiones eléctricos sin conductor fabricados por empresas chinas para manipular contenedores y carga.
Cuando estén terminados, los 15 muelles del puerto serán los primeros de Sudamérica capaces de acoger buques de transporte grandes para pasar por el Canal de Panamá. Además, será una ruta completamente distinta que reducirá los costes de envío y, potencialmente, atraerá nuevos negocios a la región.
Las preocupaciones de Estados Unidos
Más allá del proyecto se encuentran las advertencias de Estados Unidos a Perú, afirmando que el nivel de interés y participación de China en Chancay es meramente estratégico. Y aunque funcionarios chinos y peruanos han celebrado el proyecto por ser “una oportunidad transformadora para Perú”, Washington cree que los intereses chinos en América Latina están evolucionando rápidamente y que este tipo de infraestructuras puede tener un uso dual.
En cierta forma, las preocupaciones de Estados Unidos tienen sentido: Chancay no es un proyecto aislado, considerando que China financió puertos en zonas claves alrededor del mundo y cerca de rutas comerciales importantes. Y aunque se construya con fines puramente comerciales, puede transformarse en un espacio de uso militar.
Además, todos los casos de inversión de China dejaron grandes deudas en los países en los que los proyectos se situaron, obligándoles a hacer concesiones económicas o políticas. El trasfondo de su red de puertos a nivel global refuerza el control de China sobre las rutas comerciales más importantes, donde los costos que se corren por formar parte de la misma suelen ser muy altos.
La proyección de poder de China en el patio trasero de Estados Unidos es un hecho; para el primero es un beneficio, para el segundo es simplemente una gran molestia. De una forma u otra, este puerto en Perú es un gran proyecto que da a China más control sobre importantes rutas marítimas y el comercio en las economías en desarrollo.