Crimen de Jesús Muñoz: Elevaron a juicio la causa y pidieron perpetua para los tres acusados
Isaías Suárez, Rodrigo Chilote y su hermano Jonathan Moreno se culparon entre ellos cuando los detuvieron. Están imputados por matar a puñaladas al joven de 28 años para robarle la moto y el celular. Hablamos con el Dr. Gustavo Correa, representante de la familia del joven asesinado.
El asalto en el que fue asesinado Jesús Horacio Muñoz, en febrero pasado en una plazoleta de Villa Mercedes, está a un paso de llegar a juicio y determinar, así, la responsabilidad de sus tres acusados: Isaías Sebastián Suárez, Rodrigo Exequiel Chilote y su hermano Jonathan Moreno. Tal como habían adelantado hace unos meses, cuando los imputaron, los fiscales solicitaron que, llegado el momento de dictar un veredicto, los tres jóvenes sean condenados a la máxima pena del Código Penal Argentino, la prisión perpetua.
El pedido de pena lo hicieron en la audiencia de elevación a juicio de la causa. Eso quiere decir que el caso está a punto de llegar a debate oral, solo resta la designación de los jueces que integrarán el tribunal y que fijen una fecha para la realización del juicio.
En dicha audiencia, los fiscales José Olguín y Marcelo Palacio ratificaron la acusación para los tres jóvenes de «Homicidio criminis causa en concurso real con Robo calificado por el uso de arma, en poblado y en banda». Un delito que, en el caso de que un tribunal los declare culpables, no tiene otra condena posible que no sea la prisión perpetua.
Los representantes del Ministerio Fiscal recordaron cómo y cuándo fue el asalto mortal en el que mataron a puñaladas a la víctima de 28 años y detallaron cada una de las pruebas que incriminan a Suárez, Chilote y Moreno.
El crimen sucedió en la madrugada del 25 de febrero. Muñoz vivía con sus padres, en el barrio Obras Sanitarias, pero en ese momento, estaba con su novia, en una plazoleta del complejo Mil Viviendas entre calles Juan B. Díaz y Jujuy. Habían llegado hasta ahí en su moto.
De la nada, se les acercaron tres delincuentes en una motocicleta. De acuerdo a la reconstrucción hecha por los fiscales, el rodado era manejado por Suárez, al medio iba Moreno y detrás Chilote. «Este último se bajó y se le acercó a la novia de la víctima. Les exigió que le entregaran sus pertenencias. Después se sumó Moreno, que tenía un cuchillo, y por último vino Suárez», repasó Olguín.
Muñoz lo primero que hizo fue proteger a la chica. La separó de Chilote con su brazo, le dijo que fuera a pedir ayuda y trató de defenderse. Pero fue poco lo que pudo hacer porque lo superaban en número. Uno lo golpeó con un casco y otro le dio trompadas y patadas. Y, así, lograron tirarlo al suelo.
Cuando el joven estaba en el piso, se le arrimó Moreno. Tenía un arma blanca, que tapaba con una remera y a la que solo se le veía la punta de la hoja. Lo apuñaló en un brazo y en el corazón. Luego de seis horas de agonía en el hospital, esa última herida le causó la muerte.
Después de herirlo, no siguieron con los golpes ni tampoco lo insultaron, porque habían conseguido lo que querían: inmovilizarlo para robarle su moto y su celular. Con las pertenencias de Muñoz, escaparon. Según la hipótesis de la fiscalía, es claro que los delincuentes tenían un único objetivo, que era el robo, pero como la víctima mostró cierta resistencia «de manera coordinada atacaron a la persona hasta dejarla indefensa».
Una de las primeras pruebas que los redireccionó a los acusados fue el recorrido de dos motos sobre calle Ángel Pez, captado por cámaras de seguridad. Eso llevó a los investigadores hacia el sur de la ciudad.
Otro elemento que les indicó ese sector de Villa Mercedes fue la ubicación que reveló el sistema de geolocalización del teléfono de la víctima. Gracias a ese sistema establecieron que el celular se apagó a las cinco de la mañana, media hora después del asalto, a pocos metros de los domicilios de los imputados.
Pese a que habían cambiado el chip del teléfono de Muñoz, los investigadores pudieron comunicarse con la persona que lo tenía. Resultó ser una vecina de los acusados que contó que se lo había comprado a Moreno. Pero cuando supo que era el aparato que le robaron al joven asesinado, la mujer lo entregó.
Con esos datos, allanaron los domicilios de Suárez, Chilote y Moreno. Cuando vieron a los policías, los sospechosos trataron de escapar, pero no pudieron. Según el fiscal Olguín, ahí, cuando se vieron acorralados, espontáneamente manifestaron ser los autores del asalto mortal y se echaron la culpa entre ellos.
Uno de ellos confesó dónde habían abandonado la motocicleta de Muñoz. Refirió que estaba a unos 100 metros de allí, detrás del río y oculta entre los yuyos. Los tres acusados están en el Servicio Penitenciario desde que les dictaron la prisión preventiva el 7 de marzo. En principio la medida de coerción sería solo por cuatro meses, pero ese plazo se extendió, por lo visto, hasta la realización del juicio.