Policiales

Crisis en la Policía Federal: el suicidio de un agente en el Churruca expuso el ajuste y el colapso interno

La muerte del suboficial Alejandro Tejerina, quien se suicidó en un baño del Hospital Churruca, encendió todas las alarmas en la Policía Federal. Su caso, marcado por el abandono institucional, se convirtió en símbolo del profundo deterioro que atraviesa la fuerza en el contexto del ajuste implementado por el gobierno nacional.

Desde que asumió Javier Milei y bajo la gestión de la ministra Patricia Bullrich, los policías federales sufren una pérdida salarial del 50% respecto a sus pares de la Policía de la Ciudad. Esto generó un récord histórico de pedidos de baja: más de 600 en seis meses, diez veces más que en años anteriores.

El otro eje crítico es el colapso del sistema de salud. La obra social policial dejó de brindar numerosos servicios, sobre todo en el interior del país. El Hospital Churruca, referente histórico de la fuerza, se encuentra en estado calamitoso, con sectores cerrados y sin capacidad de atención. A esto se suma la creciente desconfianza hacia Bullrich dentro de la fuerza, donde muchos la acusan de haber traicionado a los uniformados y muestran su alineamiento con la vicepresidenta Victoria Villarruel.

En este contexto, el suicidio de Tejerina —quien dejó una carta dirigida al director del hospital denunciando el maltrato— fue interpretado por sus compañeros como una consecuencia directa de este abandono. En el pasado reciente, durante la gestión de Aníbal Fernández, se habían conseguido fondos especiales para normalizar la situación sanitaria. Hoy, el panorama es completamente distinto.

Además de las quejas salariales y sanitarias, crecen las denuncias por supuestas irregularidades en licitaciones y contrataciones. El malestar crece, y la tensión interna en la Policía Federal se agrava día tras día.

Javier Furlotti

Administrador VM Multimedia

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