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De Gabriel a Gabriela: La Historia de un Cambio de Género y Violencia en la Cárcel»

En un caso que ha generado gran controversia, Gabriela Nahir Fernández, una mujer trans que cumplía una condena por violencia de género, fue acusada de violar y dejar embarazada a otra interna en el penal de mujeres de Bouwer.

La historia de Fernández comenzó en 2016 cuando fue condenado por atacar a su pareja. En 2018, tras autopercibirse mujer, fue trasladada al pabellón femenino.

Sin embargo, su nuevo género no cambió su comportamiento violento. Fernández ejerció violencia de género contra otras mujeres presas y dejó embarazada a una compañera. En libertad condicional, una nueva pareja de género femenino la denunció, pero con su nombre masculino. Esta situación motivó que volviera a la cárcel en 2023.

La Cámara de Acusación de Córdoba ratificó la prisión preventiva de Fernández, elevó la causa a juicio y ordenó que fuera a una celda donde no esté en contacto ni con mujeres ni con hombres. Los magistrados Carlos Salazar, Patricia Farías y Maximiliano Davies advirtieron sobre su peligrosidad, destacando que «para brindar completitud a los derechos de la aquí imputada, se vulneraron o se pusieron en riesgo los derechos de 481 mujeres internas».

El caso de Fernández ha generado un debate sobre la protección de los derechos de las personas transgénero en contextos carcelarios y la necesidad de abordar la violencia de género de manera integral. La Justicia debe encontrar un equilibrio entre proteger los derechos de todas las personas y garantizar la seguridad y bienestar de las víctimas de violencia.

El nuevo dictamen de los jueces

Los jueces reconocen que, “paradójicamente” se encuentran “ante un supuesto contrario al previsto, es decir, la imputada, quien se autopercibe mujer y perteneciente al grupo LGBTI, es la que convierte en víctimas o presas de sus necesidades o gustos a sus compañeras, aprovechando, claro está, que se encuentra alojada en un establecimiento que no estaría preparado para esos casos de excepción, al menos por el momento”.

Estuvo alojado en el Establecimiento Penitenciario N°3 para Mujeres de Córdoba, donde -según el Servicio Penitenciario- presentó “dificultades para comprender y respetar la normativa institucional, debido a que no cumple con las pautas del tratamiento, que rigen la disciplina, el trato y la convivencia”.

También indicó que aprovechó su “género ‘binario’ como amenaza” contra sus pares “lo que lleva a que se sientan desprotegidas en este sector, imponiéndose en los términos ‘de los viejos códigos carcelarios’, lo que le permitió disponer de la voluntad de sus pares para todo tipo de conductas violatorias a las normas del establecimiento, siendo sindicada, además, como la autora intelectual de conductas antirreglamentarias, comportamientos que alteran el orden y la disciplina de manera permanente en el mencionado sector”.

Rodrigo Nahuel Alves

Redactor VM Multimedia

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