El apoyo incondicional de la abuela de Solari; vio el partido desde el sanatorio y festejó los goles
Elva vio como Pablito le dedicó su doblete: está internada en el sanatorio Ramos Mejía de San Luis.
Está emocionada, Elva. Disfruta, a través de la pantalla de la laptop que le llevó su nieto Matías Jesús, cómo Pablo César Solari está hablándole a ella a la distancia, en vivo y en directo. “La emoción del gol es porque mi abuela está internada y peleando por su vida. Me encantaría festejarlo abrazado con ella”, dice la figura de River-Newell’s. Y ella escucha. Y desde lejos lo abraza, pero con el alma.
Elva está internada en una sala del sanatorio Ramos Mejía, recuperándose de un problema de salud en un pulmón. Desde allí siguió los noventa y pico de minutos de la victoria del equipo de Marcelo Gallardo. No es futbolera, pero sí fanática de sus nietos. Uno de ellos, Mati, médico que ya transita su especialización, fue quien le acercó la compu. Viajó a San Luis capital como su ladero inseparable.
Con él estaba también mamá Susana y papá Víctor. Todos festejaron -con mesura, dado el contexto- cuando Pablo César anotó su primer doblete en el fútbol argentino en la noche de su debut como titular en el estadio Monumental. Festejos que incluyeron dedicatoria especial: su abuela vio como Pabli le dedicó su sueño cumplido, escribiendo una “E” con tres de sus dedos para hacerle llegar su mensaje. Sus goles eran para ella. El primero, el del rebote en Vangioni para abrir un partido hasta ahí inestable. Y el segundo, un remate cruzado al segundo palo imposible para Morales.
Alegrías esperadas en un momento complicado, pues su mente estaba en el Liberti pero también en San Luis: apenas salió del vestuario, ya cambiado, lo primero que le preguntó a su familia era cómo seguía Elva.
Escuchar de la boca de su papá la noticia de que está evolucionando bien lo tranquilizó. Le permitió bajar su alto grado de preocupación, ese que lo llevó a pensar en viajar a su provincia apenas tenga un día libre con River, todo para visitar a la abu. Una siempre mimada por todos sus nietos y viuda de Feliciano, de pasado militar y a quien Solari homenajea celebrando con la venia cada vez que le toca convertir.
Un festejo que el sábado se repitió con bises. Y que le permitieron a Solari ser elegido figura del partido por más del 80% de los hinchas que votaron. Con lógica: su boletín de calificaciones además de goles incluyó cinco regates intentados (primero en el rubro ante NOB), en toques en campo rival (40) y en centros (4). Y un ítem que no se trasladó a lo numérico pero que igualmente fue decisivo: él peleó y ganó la pelota de la que nació el cuarto gol de la noche, la perla que Matías Suárez clavó por encima del arquero, dándole cariz de goleada a la noche mágica de El Pibe.
Uno que habrá festejado porque River, su River, al que sigue desde chiquito por herencia paterna, había ganado y con participación directa suya. Un triunfo que se festejó en Núñez pero a la vez en una sala de hospital de San Luis, donde la abuela recibió el mensaje. Y abrazó a su nieto.