
La propuesta legislativa de la diputada bonaerense Lucía Klug (Unión por la Patria), cercana a Juan Grabois, desató un fuerte pronunciamiento de las entidades rurales. El proyecto busca crear la Tasa Ambiental sobre el Metano (TAMBA) para gravar las emisiones de gas metano provenientes de la ganadería bovina, bajo el argumento de que contribuyen al calentamiento global. Desde el campo calificaron la iniciativa como “otro ataque a la producción” y la tildaron de “increíble”.
La propuesta que encendió la polémica
El proyecto plantea que cada establecimiento ganadero pague una tasa en función de los kilogramos de dióxido de carbono equivalente (CO₂e) generados por sus animales, contabilizando emisiones de eructos, flatulencias, fermentación entérica y estiércol.
Los fondos recaudados se destinarían a un fondo fiduciario ambiental para financiar acciones de mitigación, especialmente en el manejo de residuos sólidos urbanos.
Klug defendió la iniciativa a partir del principio de “responsabilidad extendida del productor”, buscando que la ganadería compense su contribución a las emisiones.
“Cobrar por respirar a las vacas no reduce emisiones”
Las primeras críticas surgieron desde CARBAP, a través de su presidente, Ignacio Kovarsky, quien en Radio Rivadavia definió la tasa como “una cosa increíble”.
El dirigente afirmó que gravar el metano “no mejora el ambiente ni cambia prácticas productivas”, sino que simplemente “sigue cargando impuestos sobre quienes producen”. También remarcó que el proyecto “carece de sustento científico”, ya que la discusión global hoy está centrada en el balance de carbono, no en emisiones brutas.
Kovarsky explicó que el metano de los bovinos “en 9 a 12 años se disocia en vapor de agua y carbono, que vuelve al suelo para generar pasto”, y cuestionó que se esté apuntando “a uno de los sectores que menos emite”.

Duras críticas desde Confederaciones Rurales Argentinas
CRA emitió un comunicado oficial en el que advirtió que la medida “es una muestra más de la capacidad de daño de dirigentes que desconocen cómo se produce en Argentina”.
“La ganadería argentina alimenta al mundo, genera miles de empleos y moviliza economías regionales. Inventar una Tasa Ambiental sobre el Metano es seguir esquilmando al que produce, sin aportar ninguna solución técnica seria”, expresó la entidad.
También reclamaron políticas públicas “conectadas con la ciencia y la realidad productiva”, y afirmaron que el sector atraviesa “una de las presiones fiscales más altas del planeta”.
El trasfondo ambiental y la disputa conceptual
Uno de los puntos señalados por las entidades es que el proyecto parte —según consideran— de un “error conceptual” entre contaminación y emisión:
- Para las organizaciones rurales, la ganadería argentina tiene un bajo nivel relativo de emisiones, y el metano forma parte de un ciclo natural.
- La legisladora, en cambio, la enmarca en las obligaciones ambientales del sector productivo frente al cambio climático.
Cómo seguiría el debate
La propuesta ya circulaba en la Legislatura desde hace meses, pero tomó impulso en los últimos días a partir de su difusión mediática. El proyecto será analizado en comisiones, aunque el rechazo del sector agropecuario anticipa un fuerte debate político y técnico sobre sus fundamentos.



