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Lali en Vélez: la ceremonia consagratoria de una reina sin corona

Más de dos horas de show en las que hubo baile, chapes, pogo, emoción, invitados de lujo y muchos brishitos. Lali se dio el gusto de hacer un espectáculo a su medida. «Hoy, si me permiten, me voy a tomar mi tiempo para saborear cada microsegundo de este concierto», anunció a su público antes de hacer historia y convertirse en la primera mujer argentina en agotar un Estadio José Amalfitani.

“Realmente no sé qué decir y hay que dejarme a mí sin palabras”, fue la frase que eligió Lali para dirigirse por primera vez en la noche a las 50 mil personas que llegaron hasta el barrio de Liniers para su primer Estadio Vélez y a las millones que disfrutaron del concierto por streaming. Cifras difíciles de comparar.

Graciosa, energética, experta. No cabían dudas de que estaría a la altura del show más importante de su vida y que lo haría con la misma aparente facilidad y efectividad con la que hace parecer que ser la artista pop contemporánea más importante de su generación es una tarea sencilla.

Es que Lali tiene mal acostumbrado a su público. Los espectadores sabrán que no habrá fisuras, que cualquier inconveniente lo resolverá con su incansable carisma y que la horas que dure el concierto serán una fiesta porque ella misma lo siente de esa forma. Parada frente a miles de personas Lali genera la sensación de que es una más.

La noche empezó puntual y repitió la fórmula de los anteriores shows del Disciplina Tour pero con algunos retoques: más bailes y coreografías, nuevos vestuarios, más invitados, y temas nuevos del último disco del que todavía quedan canciones por estrenar. Esta fue la primera vez que tocó en vivo su última lanzamiento, «Cómprame un brishito».

Lo que también marcó la diferencia es que este sábado 4 de marzo la artista de 31 años oriunda de Parque Patricios hizo historia al convertirse en la primera mujer argentina en agotar un Estadio José Amalfitani. La misma niña que a los 10 años entró al casting equivocado y forjó su destino hoy sentó un precedente en la música nacional. Un error en la matrix al que le estaremos siempre agradecidos.

De la mano de un setlist conocido y de puros hits la noche comenzó con «Eclipse», y cerró con «Boomerang». Tuvo invitados como Miranda!, junto a quienes cantó su versión de «Yo te diré» – ¿la reunión del pop nacional más importante de los últimos tiempos? -, Rels B que llegó con «¿Cómo dormiste?», protagonizando uno de los momentos más calientes del show. Sobre el final llegó Malevo y su número de malambo para dar pie a «Como tú».

Más de dos horas de concierto, visuales poderosas, una troup de bailarines energéticos, banda en vivo, pogo, brillos, emoción, chapes por doquier, Lali se dio el gusto de hacer un espectáculo a su medida. «Hoy, si me permiten, me voy a tomar mi tiempo para saborear cada microsegundo de este concierto», anunció a su público.

En la mitad de la noche, antes de cantar “Amor es presente” abrió su corazón y contó cómo vivió los días previos al Vélez. Emocionada admitió que se sentía más presente que nunca en su vida. No caben dudas que este tal vez sea el mejor momento de su carrera. Pero lo que hace única a Lali es que también es la que fue y la que será. Lali es su presente, sí. Pero también es su pasado y su futuro. Lali es muchas en una sola.

De sus 31 años de vida sólo ella puede jactarse de haber transitado 20 de carrera, un camino artístico que fue en constante crecimiento. Sólido, que empezó bajo el ala de Cris Morena y siguió completamente autogestionado, propio. ¿Qué sigue para Lali? Probablemente, una vez más nos malacostumbre y viviremos junto a ella otro giro en su carrera, otro hito del que sólo nos quedará el disfrute. Para Lali siempre es presente porque siempre está y abarca todo.

«No estoy sola” cantaba irónicamente la artista frente a millones de personas que la acompañaron física y virtualmente la noche del sábado. Efectivamente, Lali no está sola. Su proyecto musical es seguido por un fandom que es la envidia de cualquier artista, hasta de los más consagrados del mundo.

Es que para su público Mariana Espósito es más que una cantautora y bailarina con buenos temas: Lali es el barrio, es la fuerza de soñar, es esa amiga graciosa y compañera, es la niña convirtiéndose en mujer, ese lugar de la niñez al que siempre podemos acudir. ¿Cuántas Lalis entran en una Lali? Todas las que ella quiera.

Entre el público una pequeña fan le vocifera que cante una canción de Teen Angels, la banda de la tira adolescente que protagonizó más de una década atrás. Me llevo una sorpresa. Las cuentas no cierran. Casi Ángeles salió al aire por primera vez en 2007, probablemente el año en el que esa niña nació.

Sin embargo, de algún modo, ese contenido le llegó a esa pequeña fan, atravesando el tiempo y las generaciones. Esa también es Lali, una mujer que creció a la vista de todos y hoy se lleva una victoria más, un triunfo que nos enorgullece a todos, como si también fuera nuestro.

En la anteúltima canción, cuando llegó el momento de «Laligera» – una de sus canciones más personales – todos, incluida Lali, sabíamos que el show llegaba a su fin. Agradeció una vez más y preguntó a su público si habían pasado una noche increíble. La respuesta fue unánime y fue sí. “Entonces ya está”, remató.

Javier Furlotti

Administrador VM Multimedia

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