Liderazgo climático argentino, ausente en el discurso politico atual, presente en la realidad del pais.
Argentina seguirá sufriendo los efectos del cambio climático de muchas formas
Las oportunidades que la crisis climática le brinda a la Argentina como país:
Argentina puede ser uno de los mejores países del mundo para vivir en la era de la crisis climática. Si lo será, depende de la visión de los próximos gobernantes, los cuales, hasta el momento no están incorporando esta crisis de manera contundente en sus discursos y propuestas de desarrollo. Los años 2020 son conocidos como la “década de la acción climática”, porque las decisiones que se tomen ahora y en los próximos años serán las cartas que tendremos entre manos para actuar en un mundo de crecientes riesgos climáticos.
Argentina puede ocupar un lugar de liderazgo en sectores críticos para la seguridad global, tales como la producción de alimentos y la generación de energía, pero eso depende de la visión de los candidatos a gobernar el país desde diciembre. Si logran ver a la crisis como una oportunidad de transformación, tal vez el país pueda surfear el tsunami del cambio climático con visión superadora y de optimismo. Las condiciones existen: recursos naturales críticos, una economía que produce alimentos, población altamente capacitada, fuerte tejido social y contexto de paz. Hay que saber aprovecharlas.
No estamos alejados de la crisis climática. Julio ha sido el mes más cálido de la historia del planeta, y Argentina ha vivido días de veranito en pleno invierno , mientras que el verano de este mismo 2023 ha registrado olas de calor sin precedentes en el país. Argentina seguirá sufriendo los efectos del cambio climático de muchas formas , ya que la vulnerabilidad a esas amenazas climáticas depende de la capacidad de respuesta instalada. Y ésta es aún muy incipiente en el país.
A nivel global, el país ocupa la posición 55 de 180 países analizados por el Global Climate Risk Index respecto a la afectación y pérdidas generadas por los eventos climáticos extremos. De hecho, la sequía de los últimos años lo ha evidenciado con impactos sobre todos los rubros de la economía. En los principales cultivos hubo pérdidas del 50% y las exportaciones de productos primarios cayeron 41.4%, con impactos sobre toda la economía y la vida en el país.
A pesar de eso, la crisis climática no tiene que ser una sentencia de muerte para economías agroexportadoras como la nuestra. A través de inversión en prácticas que aumenten la resiliencia en el campo, el sector se puede transformar y asegurar su liderazgo en un mundo cambiante. Hoy Argentina produce y exporta principalmente soja y maíz, pero bajo un modelo productivo que es altamente vulnerable a los impactos climáticos. Un giro permanente y sostenido hacia la agricultura regenerativa – aquella que produce alimentos mientras genera riqueza social, recupera el suelo, captura carbono y conserva la biodiversidad – nos pondría en otro lugar en un mundo que transita hacia la sustentabilidad. La práctica de agricultura regenerativa puede minimizar pérdidas frente a eventos extremos, mientras inserta a los productos en mercados comprometidos con la sustentabilidad (donde la Unión Europea ya avanza en mecanismos que aseguren que su compra de materias primas no genera daños a la naturaleza).
Contribuir y desarrollarse son metas posibles para el país (Getty Images)
Hay otros factores que pueden contribuir al liderazgo de Argentina en un mundo en crisis. El país tiene un tejido social fuerte – las diferentes y variadas crisis económicas han hecho a nuestra sociedad resiliente a shocks – y promueve activamente la inclusión social de grupos tradicionalmente marginalizados y vulnerables a los impactos del cambio climático. De hecho, Argentina ranquea en 8vo lugar entre los 158 países analizados por el Índice de Transición Justa, de la organización Social Progres Imperative.
En lo económico, además de la vocación para la provisión de alimentos, Argentina es un polo mundial de litio, mineral clave para la transición energética. Pero el aprovechamiento de este mineral debe ser bajo acuerdos legítimos con las comunidades locales, solo así puede ser referente global y exportador preferencial en un mundo que transita a las energías renovables. La forma y los acuerdos para la explotación son claves para esta posición que ocupará el país.
Algunos lideres globales ya entienden que la inserción y liderazgo global en el futuro pasan inexorablemente por la sustentabilidad. Un ejemplo es Brasil, que se reinserta en el escenario global a partir de la conversación de la Amazonía, Costa Rica con su plan de descarbonización, y Uruguay por su avance en energías renovables. Toca a los candidatos a la presidencia de Argentina posicionar al país en el liderazgo en un escenario global de sustentabilidad.