“Mi enojo me llevó a esto”: Churquina confesó ser el organizador de una banda narco desde la cárcel

En la audiencia de juicio abreviado realizada esta semana, Rafael Dante Churquina reconoció ante el juez Alberto Carelli su responsabilidad como organizador de una estructura criminal dedicada al tráfico de estupefacientes, lavado de dinero y cohecho, todo desde el interior del Servicio Penitenciario Provincial. Aceptó una pena de 12 años de prisión y aprovechó su declaración final para justificar su accionar, denunciar malos tratos carcelarios y desligar a otros imputados.
“Yo soy total responsable de la organización. Tanto la señora Ramallo como Becher no tienen absolutamente nada que ver en este negocio”, aseguró.
Churquina, de 40 años, dijo haber actuado “movido por el enojo” que le generó cumplir una condena que, según él, fue injusta. Fue sentenciado el 3 de junio de 2022 a seis años y dos meses de prisión por abusar sexualmente de su ex pareja, Lucrecia Valdez, aunque durante el juicio la mujer negó la acusación. Pese a eso, la Justicia sostuvo la condena con base en pruebas médicas y periciales.
“Fue una denuncia falsa por un problema de polleras. En la cárcel, el peor delito es el abuso. Que me dijeran ‘violín’ me hizo un daño psicológico tremendo”, afirmó ante el Tribunal.
En su exposición, el interno relató que llegó a San Luis escapando del narcotráfico de frontera y buscaba “una vida distinta”. Aseguró haber sido panadero, carnicero y comerciante, y sostuvo que su error fue alejarse de su familia:
“Me equivoqué de rubro. Siempre trabajé con fondos propios. Pero la ira me llevó a esto”.
Reconoció que aceptó la pena por miedo a una condena más dura en un juicio común:
“Ya vengo arrastrando seis años. Esta es una causa compleja”.
En otro tramo de la audiencia, Churquina denunció haber estado más de un año sin acceso a terapia laboral ni estímulos educativos en prisión, y responsabilizó al Servicio Penitenciario. Dijo que fue acusado de corromper a los funcionarios penitenciarios Orozco y Ojeda, y negó haber recibido trato privilegiado:
“Tenía una computadora porque estaba estudiando. Y si tenía un teléfono era porque todos los pabellones tenían. A mí no me lo dio ningún funcionario”.
Sin embargo, al ser interpelado por el juez Carelli sobre el reconocimiento de cohechos en el acuerdo abreviado, admitió haber pagado sobornos:
“Con la tortura que me hizo el Servicio Penitenciario no me quedó retención de memoria… Pero sí, les pagué para obtener beneficios”.
La banda criminal liderada por Churquina fue desarticulada tras una compleja investigación que incluyó escuchas, pericias y seguimientos. El juicio abreviado incluyó a otros siete integrantes, varios de ellos también detenidos. La causa reveló un entramado delictivo con conexiones externas, lavado de dinero y complicidad penitenciaria.
Con información del Chorrillero.