
Por Redacción VM24 Noticias
No fue un arquero más. Fue un personaje, un rebelde del fútbol, un artista del área chica. Este sábado, a los 80 años, falleció Hugo Orlando Gatti, el mítico guardameta que inmortalizó su apodo —el “Loco”— con atajadas imposibles, declaraciones sin filtro y una carrera que atravesó generaciones.
Estaba internado en el Hospital Pirovano desde hacía semanas, afectado por una neumonía que luego se complicó con una insuficiencia cardíaca y renal. La familia tomó una decisión desgarradora: retirar la asistencia mecánica que lo mantenía con vida. Gatti murió como vivió: sin medias tintas, sin pedir permiso.
El arquero que jugaba con los pies (cuando nadie lo hacía)
Hugo Gatti rompió el molde mucho antes de que eso fuera moda. Jugaba adelantado, arriesgaba en cada salida, y fue pionero en usar los pies como una extensión de sus manos. Atajó penales con la mirada, con intuición, y con esa cuota de locura que lo convirtió en un ídolo.
Su carrera fue extensa: pasó por Gimnasia, Unión, Atlanta, River y, por supuesto, Boca Juniors, donde se consagró como leyenda. Jugó más de 400 partidos con la camiseta azul y oro, ganó dos Copas Libertadores y atajó hasta los 44 años. Solo un loco podría hacerlo.
Entre el mito y la polémica
Gatti fue siempre eso: una mezcla perfecta entre genio y personaje. En los últimos años se reinventó como panelista de televisión en España, donde no tardó en hacer ruido. Sus críticas a Lionel Messi y su devoción por Emiliano “Dibu” Martínez generaron controversia, pero él nunca se calló. Ni cuando todos lo querían hacer callar.
“No creo que a Messi le vaya bien en 2026”, dijo sin temblarle la voz. En su mundo, el fútbol era valentía, era atreverse. Y el que no se atrevía, no merecía elogios.
Una muerte, muchas memorias
Su muerte deja un vacío enorme en el fútbol argentino. No solo por lo que hizo, sino por lo que representó. Fue la última gran figura del arquero-showman, del que no solo salvaba goles, sino que convertía cada intervención en espectáculo.
En 2020 ya había peleado contra la muerte por una neumonía bilateral. Esta vez, su cuerpo no resistió. Lo acompañaron sus hijos, su familia, y millones de hinchas que, más allá del color de camiseta, supieron reconocer al ídolo.
El “Loco” que no se olvidará
Hugo Gatti no necesitó una despedida en un estadio lleno ni un documental de Netflix. Su historia ya estaba escrita en cada niño que atajó un penal diciendo su nombre, en cada arquero que se animó a salir del área, en cada hincha que lo vio reír después de una atajada imposible.
Murió el Loco, sí. Pero su leyenda sigue viva.