Portugal se consagró campeón de la UEFA Nations League con una actuación épica y el corazón de Cristiano Ronaldo

Múnich, Alemania – En una final cargada de emociones, Portugal se consagró campeón de la UEFA Nations League 2024-25 tras vencer por penales a España, luego de un vibrante 2-2 en el tiempo reglamentario y suplementario. El encuentro se disputó en el Allianz Arena de Múnich y coronó a los lusos tras una definición desde los doce pasos que terminó 5-3 a su favor.
Cristiano Ronaldo fue el gran protagonista de la jornada: anotó el gol del empate transitorio, salió lesionado antes del final del tiempo reglamentario y rompió en llanto al consagrarse campeón en lo que podría ser una de sus últimas grandes conquistas con la selección portuguesa.
El equipo dirigido por Roberto Martínez se mostró sólido desde el inicio, aunque fue España quien abrió el marcador a los 21 minutos con un tanto de Martín Zubimendi, tras una jugada confusa en el área. Pero rápidamente, a los 26′, Nuno Mendes igualó el marcador con un potente zurdazo.
Sobre el cierre del primer tiempo, un error defensivo de Portugal permitió un contraataque letal encabezado por Pedri, quien asistió con clase a Mikel Oyarzabal para que pusiera el 2-1 parcial para “La Furia”.
Ya en el complemento, Cristiano Ronaldo volvió a aparecer con todo su peso histórico: capturó un rebote tras un centro de Mendes y estampó el 2-2 a los 61 minutos. Fue su momento consagratorio, aunque poco después debió abandonar la cancha por una molestia física, visiblemente emocionado.
Durante la prórroga, Portugal dominó el ritmo del partido, especialmente tras la salida de Lamine Yamal, anulado por la defensa lusa. Pese a las llegadas, el marcador no se movió y la definición llegó desde el punto penal.
Allí, Diogo Costa se convirtió en héroe al contener el disparo de Álvaro Morata, mientras sus compañeros convirtieron sus cinco tiros, desatando la locura de la afición portuguesa.
Con esta victoria, Portugal suma un nuevo título continental y reafirma su protagonismo en el fútbol europeo. Para Cristiano, fue mucho más que un trofeo: fue una consagración emocional, cargada de significado en el ocaso de su carrera internacional.