El ex Colo-Colo convirtió ante Inter pero se resbaló e impactó la pelota con los dos pies. El diálogo del árbitro y el antecedente Palermo.
Sorpresa, drama, decepción. River cayó eliminado en la Copa Libertadores a manos de Inter de Porto Alegre. El partido tuvo un final dramático, con un gol del equipo de Demichelis que forzó una tanda de penales en la que nadie parecía equivocarse, hasta que le tocó patear a Pablo Solari.
El ex Colo-Colo, que había sido la gran figura apareciendo desde el banco en la ida jugada en el Monumental, fue la gran apuesta de Demichelis en Porto Alegre pero tuvo un partido para el olvido. Estuvo impreciso y gravitó poco durante los 90 minutos y protagonizó un blooper en la serie de tiros desde los doce pasos, que pudo decretar la derrota del Millonario.
Solari puso el 7-6 parcial con un remate que hizo una curva extraña y la cámara se posó rápidamente sobre Chacho Coudet, quien rápidamente reclamó algo que se hizo perceptible recién en las repeticiones: el delantero pagó caro el desgaste que venía sufriendo el césped, se resbaló y tocó la pelota con las dos piernas.Pablo Solari va a sacar su derechazo, que se terminará trabando con su pie izquierdo. Foto: Captura TV.
Tras un breve diálogo con el VAR, el árbitro uruguayo Matonte recibió la información de la tecnología y anuló el gol de River, dándole la posibilidad a a Inter de terminar la historia: sin embargo, otro charrúa, Carlos de Pena, reventó el poste izquierdo de Armani (que se arrojó hacia el otro lado) y estiró la angustia por unos minutos.
«Ahí hay doble toque, pierde el penal», le avisaron a Matonte, y el uruguayo hizo señas de que el penal había sido anulado. No necesitó revisarla ya que fue una decisión «factual».
El reglamento es claro: hay infracción «si el ejecutor del penal volviera a tocar el balón antes de que lo toque otro jugador». Y por eso no se volvió a patear sino que fue anulado: «Si el lanzador es penalizado por una infracción cometida después de que el árbitro haya dado la señal para ejecutar el lanzamiento, se registrará este como fallado».
Sin embargo, el caso más icónico se dio en los años noventa, con Martín Palermo como protagonista, tras marcar un gol de penal con los dos pies ante Platense, en la cancha de Vélez, que obligó a revisar el reglamento.
El 24 de abril de 1999, por la 9na fecha del Clausura de ese mismo año, el Boca de Carlos Bianchi visitó al Calamar, que hizo de local en el Amalfitani. Al Xeneize le costaba llegar y abrir el marcador, hasta que a los 40 minutos del primer tiempo, el árbitro Madorrán marcó un penal del que se hizo cargo el histórico goleador.
Aquella noche, el Titán también se resbaló y tocó la pelota con ambos pies pero no había VAR y el árbitro contempló que la caída había sido casual, un factor que no se había tenido en cuenta hasta ese momento y el caso llegó a la FIFA, que le dio la derecha a la decisión arbitral.
Ahora, con el apoyo de la tecnología, la recomendación es hacerle caso al frío reglamento, más allá de la intención o no del pateador de cometer infracción.