Tras 9 años sin ver a sus hijos fue absuelto por una denuncia de abuso
La denuncia fue hecha por la madre del niño en 2014. El acusado estaba libre, pero no vio a sus hijos por 9 años.
De manera unánime, la Cámara Penal 1 de San Luis absolvió a A.Q., denunciado en 2014 por abusar de su hijo de 7 años. El hombre enfrentaba un pedido de pena a cinco años de cárcel por “Abuso sexual simple agravado por el vínculo y la calidad de guardador”. “Estuvo privado de ver al niño y a su otro hijo durante nueve años. Fue un gravísimo daño el que le causó todo eso”, expresó a El Diario su abogado defensor, Santiago Olivera Aguirre.
Este medio reservará la identidad del acusado para preservar la de su hijo. A.Q. llegó a juicio en libertad. El debate se desarrolló en dos audiencias que se realizaron el lunes y el miércoles. Los testigos más importantes que declararon fueron Marisa Samper, psicóloga del Poder Judicial, que le realizó una entrevista al niño en Cámara Gesell, y dos psicólogos que lo asistieron de manera particular.
Una fuente judicial le contó a El Diario que la causa inició en 2014 con una denuncia realizada por la madre del pequeño. “Ella puso en conocimiento que él le manifestó que su padre había realizado un acto que se trataba de una fricción con sus genitales. Como que estaban recostados uno encima del otro, pero con ropa. A raíz de eso ella consultó a dos psicólogos que prestaron declaración en el juicio, uno es de apellido Barti y la psicóloga de apellido Marco. Ambos pudieron establecer que el niño tenía una gran angustia y ansiedad, pero lo vinculaban más a la separación de sus padres, que fue en términos muy conflictivos”, detalló.
Refirió que el resultado de la Cámara Gesell fue una de las pruebas más categóricas y que llevó al Ministerio Público Fiscal (MPF), representado por Virginia Palacios, a no emitir acusación en contra de A.Q. “De la Cámara Gesell surge solo la existencia de algunos indicadores de abuso sexual infantil. La referencia a algunos te habla de una falta de certeza absoluta. En los casos de abuso sexual infantil la prueba fundamental es la Cámara Gesell y que ella no tenga certeza nos coloca en el marco de la duda, de la incertidumbre. El sistema de validación del relato establece que para validar el relato de un niño se tienen que reunir criterios; se establecen diecinueve criterios. En este caso Samper detectó la existencia de cinco criterios, que resultan insuficientes. Fue muy categórica al sostener que no se podía establecer si el niño había tenido una vivencia de abuso sexual, porque toda esa circunstancia emocional y a partir del grafismo y de los indicadores, quizás lo acercaban más a la conflictiva familiar de la separación”, agregó la fuente.
La defensa realizará los trámites pertinentes para revincular al hombre y sus dos hijos.
“Samper manifestó que el estrés postraumático del niño podía tener que ver con la cuestión de la conflictiva separación de sus padres, como que tenía un duelo con eso que no alcanzaba a elaborar y superar. Dijo que había existido una cuestión de acercamiento sexual y lo circunscribió en algo no traumático, es decir, como que no se podía establecer a ciencia cierta si se trataba de un hecho lascivo o si se correspondía a un juego. De hecho, el niño a los psicólogos que lo trataron al principio se refería a eso como un juego”, expresó.
Para el MPF las pruebas resultaron insuficientes para alcanzar el grado de certeza que requiere el dictado de una sentencia condenatoria. En su alocución, la fiscal aseguró que no descreyó lo que la madre del niño denunció. Resaltó que ella se encontró ante el relato de su hijo, se preocupó y actuó realizando la denuncia y llevándolo a consultas con psicólogos.
El primer psicólogo que trató al niño dijo que “fue consultado o requerido por la madre por la conflictiva familiar y que lo asistiera porque el pequeño estaba muy mal a raíz de la separación. Ese testigo tuvo una serie de contradicciones, porque durante la instrucción declaró que no había tomado conocimiento de ninguna situación de abuso y en juicio oral dijo que sí. Se le marcó su contradicción y quedó medio en la nebulosa, pero lo que categóricamente concluyó es que él no visualizaba en el niño indicadores de abuso sexual. Es más, el niño le manifestó que quería ver a su padre y que tenía una buena relación con él. Con ese profesional tuvo unas tres o cuatro sesiones, luego de lo cual la madre acudió a otra psicóloga”, resaltó.
En cuanto a esa otra profesional, la fuente mencionó que si bien a ella el niño le hizo referencia sobre ese “juego” con su padre, “no pudo decir si existió o no un abuso sexual, que eso estaba en la cabeza del niño, pero que ella no podía establecer qué connotación le daba él y qué connotación tenía desde la faz subjetiva del padre”.
Para la fiscalía es necesario preservar los relatos infantiles de los niños y no contaminarlos. Para Palacios puede haber sido probable que la connotación que el niño le dio fue modificándose por la contaminación externa, es decir, de adultos de su entorno.
“Si bien él se refería a un juego en esos términos en los que lo relató, al no existir una revisación médica nos vimos privados de tener algún dato más, como por ejemplo si existió una anamnesis o eventualmente una irritación por fricción”, lamentó la fuente.
Nueve años de sufrimiento
Al margen de la absolución en el debate, Olivera Aguirre aseguró que todo el proceso le causó un grave perjuicio a su cliente: no ver a sus hijos desde hace nueve años. Ese tiempo es irrecuperable, dijo, pero ahora, a partir del fallo que declaró a su representado absuelto por el beneficio de la duda, realizará las presentaciones correspondientes para lograr la revinculación.
“Fue un acto de grandeza lo que hizo la fiscal Palacios, aun siendo mujer, de no acusar. Realmente no había elementos para responsabilizarlo a él de tremendo delito. No se trata de acusar por acusar. No obstante eso, el Tribunal coincidió en un todo en lo que fue expuesto por la fiscal”, cerró el letrado.
Fuente: El Diario de la Republica