Villa Mercedes: Confirman la condena de conocido comerciante por abusar de su hijastra
La víctima, menor de edad, relató que la invitaba a tener sexo, que la tocaba y le pagaba por fotos desnuda. Alberto Ángel García de 64 años deberá cumplir 12 años de prisión. A ocho meses de que el Tribunal que lo juzgó en un debate oral lo declarara culpable y lo condenara, el Superior Tribunal de Justicia reiteró la sentencia contra Alberto Ángel García.
El dueño de un conocido comercio de sanitarios de Villa Mercedes no logró revertir el fallo en su contra por abusar, en reiteradas oportunidades y de diferentes maneras, de la hija de una expareja. En su defensa, el hombre había dicho que la menor de edad le pasaba de manera voluntaria fotos desnuda a cambio de plata. Pero para la Justicia fue muy clara la chica cuando contó, en Cámara Gesell, que era su padrastro quien le pedía esas fotografías, la manoseaba cuando dormía o cuando no lo veían y le hablaba de tener relaciones.
El presidente del Superior Tribunal de Justicia Eduardo Allende y los ministros Carolina Monte Riso, Jorge Levingston, Guillermo L’Huillier y Cecilia Chada rechazaron, entonces, el recurso de casación que habían presentado los abogados de García.
El hombre de 64 años fue declarado culpable de «Abuso sexual simple reiterados», «Grooming» y «Promoción de la corrupción de menores». De todos los delitos contra la integridad sexual por los que llegó acusado a la instancia de juicio, en abril pasado, solo fue absuelto por «Comercialización de material de abuso sexual de niños, niñas y adolescentes (Masnna)» por atipicidad.
En el recurso de casación, los defensores del comerciante argumentaron que el Tribunal que lo condenó en primera instancia dio por cierto «un vínculo retorcido», pero al mismo tiempo no pudo explicar cómo «una adolescente que no tiene patología relacionada con el Síndrome de Estocolmo le escriba durante tanto tiempo a su supuesto victimario». Según los abogados, era la chica quien le escribía constantemente para pedirle dinero y le enviaba de manera indiscriminada fotos y videos a su cliente a cambio de plata.
La defensa también indicó que los jueces dan por sentado que la adolescente que aparece en las imágenes es la hijastra de García, pero eso no pueden aseverarlo porque en ningún momento en las fotografías y en las filmaciones se le ve la cara a ella.
En otro punto, explicaron que el delito de «Corrupción de menores de edad» no llega a tipificarse como tal. Destacaron que era la joven quien enviaba las fotos y los videos a su cliente y no al revés, por lo tanto ella «ya estaba corrompida» porque para que se configure el delito de corrupción la víctima «no lo debe estar».
Remarcaron lo que ya habían planteado durante el juicio, es decir que la pericia psicológica hecha por una profesional de la Cámara Gesell estuvo contaminada con preguntas direccionadas, carente de veracidad y valor científico.
Por último recordaron que García fue condenado, entre otros delitos, por abuso simple, pero eso, según ellos, no fue así. Sostuvieron que los ultrajes no ocurrieron, porque él no llegó a tocar a la adolescente. Señalaron que, en todo caso, lo que sucedió fue una tentativa porque quiso tocarla en sus partes íntimas, pero no llegó a hacerlo porque la menor lo evitó moviéndose de lugar.
La adolescente contó, en cambio, que los ultrajes ocurrían siempre del mismo modo: durante la noche, después de la cena, cuando la chica se iba a dormir y su madre se quedaba en la cocina. «Eso pasó tres o cuatro veces», dijo.
Recordó que el hombre le hacía ofertas para que le vendiera fotos desnuda. Al principio, ella le respondió que no, pero después, por un tiempo, accedió a hacerlo por dinero.
Manifestó que García era manipulador, porque creía que todo podía comprarlo con plata. Refirió que la invitaba a tener relaciones sexuales y le decía «mi amor» y que «estaba rica», todas expresiones que a ella le producían asco.
Reveló que hasta la actualidad se siente mal. Le cuesta olvidar las veces que su padrastro la manoseó y cada vez que se le viene a la mente cuando la manoseaba, ya sea en sus pensamientos o en sus sueños, se angustia.
Durante el juicio, el fiscal Néstor Lucero les recalcó a los jueces que los abusos «atravesaron toda la niñez y la adolescencia de la víctima» hasta que finalmente estuvo en condiciones de revelar lo que sufrió el año pasado, a sus 16 años.
La chica le contó todo a su padre, en junio de 2023. Le dijo que los ultrajes y las múltiples agresiones a la que lo sometió García empezaron cuando tenía entre siete y ocho años.
La adolescente expresó que, durante años, temió hablar al respecto principalmente por vergüenza. No tenía mucho contacto con sus padres, pero decidió hablar porque tenía miedo de que le pasara lo mismo a su hermana.
Confesó que, por mucho tiempo, se sintió «sucia», pero que una vez que habló se alivió.