Villa Mercedes: la trama que reveló el comportamiento del femicida tras el crimen de Anahí Robledo Yuvero

Una secuencia registrada por una cámara en el edificio donde vivía Amado Raimundo Díaz mostró sus movimientos durante la mañana del crimen. Los investigadores creen que se lavó las manos en la casa de la víctima y arrojó el cuchillo y su pantalón ensangrentado a un contenedor que fue recolectado poco después.
Movimientos sospechosos y una bolsa clave
Todo indica que Amado Raimundo Díaz, acusado de asesinar a Anahí Robledo Yuvero, actuó sin demasiado cuidado tras el crimen. La cámara ubicada en la entrada del edificio donde alquilaba, en el barrio Jardín del Sur, lo registró entrando y saliendo de su departamento unas siete veces en pocos minutos la mañana del 23 de mayo de 2024. En una secuencia vestía una ropa, luego salió con otra y más tarde con una bolsa de la que volvió sin ella.
Aunque el video no permite ver el contenido del paquete, los investigadores están convencidos de que allí llevaba dos elementos nunca encontrados: el cuchillo homicida y el pantalón que usó al atacar a la adolescente.
También establecieron que, antes de retirarse, se lavó las manos en el baño de la víctima para no salir a la calle con sangre.
La escena del crimen según Homicidios
El comisario Sebastián Tula, jefe del Departamento de Homicidios, describió cómo hallaron el cuerpo de Anahí, de 15 años, al llegar a la casa. La adolescente estaba tendida en el piso, al lado de un futón, donde fue atacada mientras descansaba.
“La mayoría de las heridas las tenía en el lado derecho del cuerpo y el rostro”, explicó Tula. Eso, sumado al patrón de manchas en el sofá y la pared, lo llevó a concluir que el autor era zurdo: Díaz lo es.
El repetitivo movimiento de clavar y retirar el arma provocó salpicaduras que formaron un patrón tipo abanico. Ese dibujo también quedó marcado en la manga derecha de la campera azul petróleo del acusado, secuestrada en su departamento.
Discusión con la defensa y experiencia del perito
Durante el juicio, el defensor de Díaz, Bautista Rivadera, intentó cuestionar la especialización de Tula en análisis de patrones de sangre. El comisario debió responder varias veces hasta que intervino la querella, cansada de las insistencias del abogado.
Tula, que trabajó una década en Criminalística antes de asumir como jefe de Homicidios, explicó que además realizaron pericias con BlueStar. El reactivo no arrojó rastros en el departamento del acusado, pero sí en el baño de la casa de Anahí, confirmando que el femicida se lavó allí.

Los perros y el ingreso al domicilio
El comisario describió que la hipótesis de robo fue descartada de inmediato: no faltaba nada y no había signos de violencia en aberturas. También señaló la presencia de un dogo y un caniche toy, que reaccionaron de manera agresiva al ingreso policial, lo que hacía imposible que el atacante hubiese entrado por el patio.
Todo indica que Díaz ingresó por la puerta principal usando una copia de la llave que tenía desde que fue pareja de la madre de la víctima.
La mañana del femicidio y una recolección clave
Las forenses situaron el crimen entre las 5 y las 7 de la mañana. En ese lapso, la cámara del edificio captó los movimientos de Díaz y su salida con bolsas.
Una fuente cercana reveló que los investigadores creen que el acusado descartó el arma y el pantalón ensangrentado en un contenedor. Como chofer, conocía los horarios exactos de recolección, por lo que pudo sincronizar el descarte para que la evidencia fuera retirada antes de que alguien la encontrara.
La brutalidad del ataque
La autopsia estableció que Anahí recibió 25 puñaladas, 90% de ellas en el lado derecho del cuerpo, lo que nuevamente sugiere un agresor zurdo. Dos heridas —las que perforaron su pulmón derecho— fueron mortales. Por la profundidad, creen que el homicida usó un cuchillo de al menos 15 centímetros de hoja.
Una puñalada no logró penetrar porque chocó contra el cráneo de la adolescente y se deslizó, dejando el corte más largo.
La audiencia continuará
Tras una jornada extensa, el juez Mauro D’Agata Henríquez informó que el debate se retomará el jueves a las 9:30.
Cuando se levantó la audiencia, Díaz interrogó a su abogado con evidente preocupación, una actitud muy distinta a la que mostró cuando escuchó los testimonios de los padres de la víctima o vio las fotos de la autopsia, donde permaneció inexpresivo.



